sábado, 5 de abril de 2014

SEMBLANZA DE UN MAESTRO POETA. Una mirada desde Bárcena.



 El maestro poeta debe vivir en el lenguaje, debe entender que tanto su cuerpo como su mente están atravesadas por un lenguaje al cual él debe haber repensado en su transcurrir poético. Su experiencia de vida debe estar marcada por una clara entrega hacia los demás y de una sensibilidad hacia el sufrimiento de otros. Debe tener una visión crítica del mundo, donde enseñe todo aquello que instruye y no que destruye. Debe entender que los modelos pedagógicos a lo largo de la historia tienen elementos primordiales para la humanización, por tanto, como crítico del contexto social, debe rescatar del pasado y de lo actual los elementos pedagógicos que puedan conformar una didáctica integral que intente cubrir la mayoría de flancos humanos, como lo físico, espiritual, social, racional, filosófico, creativo, ético, utópico, poético, etc y que sirva para enfrentar el contexto social a los alumnos.  

Físicamente un maestro poeta debe saber que el cuerpo tiene un lenguaje que también es necesario enseñar, debe exponer que las formas como se ocupa el espacio también hablan y sugieren cosas al mundo y a otros. Por eso la ética de su enseñanza, debe estar presente en cada lenguaje que exponga, por ejemplo, en cuanto al cuerpo, debe enseñar que es distinto ocupar el espacio desde los nervios y la sensibilidad que desde los músculos y las armas. Y no quiero decir que no sea necesario el ejercicio físico del cuerpo, sino que el cuerpo no sólo responde al aumento de volumen o la tonificación, sino que es un objeto portador de infinidad de posibilidades para ocupar el espacio, de formas que entendidas desde el lenguaje poético se pueden sentir de forma inacabable, como por ejemplo la danza, la actuación, etc. 

El lenguaje poético rescata lo más importante de la vida, enseña que el lenguaje científico o lineal no permiten incluir características infinitas de lo humano y es que somos seres hechos de lenguaje, y si el maestro vive en el lenguaje, o intenta ser lo más conscientemente posible lenguaje, le enseñará a sus alumnos la parte física y espiritualde las palabras y de paso los órdenes físicos y espirituales del hombre que han sido expresados, que se han perdido y que necesitan rescatar.

Elaborado por Alonso Rey. 

Obra de Elsa Scanio para Danzar Mundos, pintada en vivo *. Tomada de: 
https://fbcdn-sphotos-e-a.akamaihd.net/hphotos-ak-frc1/t1.0-9/231150_298258820275930_87310752_n.jpg

6 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo en que la experiencia de vida del maestro poeta debe estar marcada por el altruismo, la hospitalidad y la compasión, porque cómo expone Bárcena, sin estos no hay acontecimiento ético; de esta manera su práctica pedagógica se transforma en una experiencia estética del sentido, del sentimiento,de la emoción, de la imaginación, del pensar en el otro y leerlo como ser integral y auténtico. Una experiencia tanto física como espiritual de la palabra, que impregna y transforma inevitablemente la subjetividad del estudiante y lo motiva a descubrir nuevos mundos a través del lenguaje poético.

    Esmir Martínez

    ResponderEliminar
  2. De acuerdo Compañera, un maestro poeta que dé respuesta a la realidad, que tenga en cuenta la presencia del otro y que logre constituir el saber educativo como una razón narrativa. Como expone Bárcena que sea capaz de educar no solo en un transmitir de saberes, sino centrado en las experiencias que atraviesa el educando.

    Mayra Fino.

    ResponderEliminar
  3. Somos maestros poetas, pues estamos hecho de un gran esperanza, de un sentido de amor por la vida.

    ResponderEliminar
  4. como dicen todos mis compañeros el mestro poeta trasmite ese amor y sea creatividad para lograr en su estudiantes ese amor mas profundo por la literatura como dice may una forma pedagogica que hace tener aun mas sentido por el lenguaje propio seria maravilloso en contrar en todos los centros educativos maestros con alma de poetas :D

    ResponderEliminar
  5. bueno, quiero agradecer la publicación de mi pintura en este espacio. Un abrazo, otro.
    Elsa Scanio

    ResponderEliminar